La “teoría crítica racial” que influyó en la victoria republicana en Virginia
Hace un año, Joe Biden aventajó por 10 puntos porcentuales a Donald Trump en ese estado. Los comicios para gobernador le devolvieron Virginia a los republicanos.
El republicano Glenn Youngkin ganó la elección para gobernar el estado de Virginia. Esto supone el primer varapalo para el presidente estadounidense, Joe Biden, ya que apenas un año se lo había ganado a su predecesor Donald Trump con una ventaja de 10 puntos porcentuales.
Hay preocupación en la Casa Blanca por esos resultados y también por la ajustada victoria demócrata en Nueva Jersey. Se trataron del primer test electoral de la administración de Biden y es un potencial anticipo de los comicios de medio término (midterms) del próximo año. Después de todo, los demócratas tienen una mayoría precaria en la Cámara de Representantes y del Senado.
Desde la abrupta salida de Afganistán, la popularidad de Biden ha tenido un rápido declive. Según el último sondeo de NBC News, solo el 42% de los estadounidenses aprueban su gestión como presidente; el 54% lo desaprueba, niveles similares a los que tenía el mismo Trump.
Una alta inflación, problemas en la cadena de suministro, la división dentro del Partido Demócrata y la consolidación del trumpismo en el Partido Republicano son algunos de los factores que podrían explicar la victoria de Youngkin en Virginia.
Pero hubo otro elemento dicisivo: la irrupción de un fenómeno llamado “teoría crítica de la raza”.
El debate en torno a la “teoría crítica de la raza”
La teoría crítica de la raza es una línea de estudios en la academia que plantea que el racismo es sistémico. En Estados Unidos eso significa que la manera en que las otras teorías positivistas se construyen, y desde ahí cómo la propia sociedad se entiende a sí misma, está afectada por un supremacismo blanco inherente, argumentan sus exponentes. De a poco esa mirada académica se ha trasladado a movimientos antirracistas, que han desplegado campañas más radicales.
Quienes han escrito sobre la teoría crítica de raza también señalan que las instituciones estadounidenses son racistas y que las personas son privilegiadas y oprimidas según su raza. Esta corriente es similar a otras teorías críticas, como la colonialista, feminista y queer.
Una gran controversia que terminó enmarcada dentro de la teoría crítica racial se produjo en el plano educacional. Todo comenzó en 2013, cuando Laura Murphy, una madre de familia que reside en el estado de Virginia, se quejó sobre una lectura obligatoria para su hijo en el colegio, por la novela Beloved, de Toni Morrison sobre la esclavitud en Estados Unidos tras la guerra de secesión. Morrison fue una celebérrima autora afroamericana, ganadora del Premio Nobel de Literatura.
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Además de los hechos históricos, la trama de Beloved también cuenta con fuertes episodios de violencia, violaciones e incluso un homicidio, razones por las cuales Laura Murphy terminó por iniciar una campaña para que los padres pudieran involucrarse en el catálogo de lecturas de los colegios. El congreso estatal de Virginia la apoyó con propuestas legales, pero el entonces gobernador demócrata, Terry McAuliffe, las vetó. Fue el mismo McAuliffe quien se presentó a los comicios para retomar el puesto y perdió ante Youngkin.
El editor general de PAUTA y corresponsal en Estados Unidos, Eduardo Olivares, comentó en Primera Pauta, de Radio PAUTA, lo extraño de que un concepto académico como la teoría crítica de la raza se haya convertido en tema nacional en Estados Unidos.
Si bien las teorías críticas se debaten en las universidades -sobre todo europeas- desde hace muchas décadas, nunca había salido de las aulas para convertirse en materias de discusión general. Hasta ahora. Estos conceptos ha sido clave en la reciente elección del nuevo gobernador de Virginia gracias, entre otros factores, a medios como Fox News.
Señaló que hubo un periodista ha sido fundamental en la irrupción del cuestionamiento a la “teoría crítica racial”: el documentalista Christopher Rufo. El profesional fue de los primeros que llevó ese concepto académico a la discusión pública no académica. En su investigación, reveló cómo en Seattle se efectuaban planes de “terapia” racial dirigidas a las personas blancas, a quienes se les hacía ver que eran privilegiadas y racistas, y se les “enseñaba” a desprenderse de sus esquemas mentales.