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¿Es cierto que Chile tiene los mejores cielos para ver las estrellas?

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POR Andres Sepúlveda |

Algunos de los factores que inciden en la calidad de los cielos son la contaminación lumínica, el vapor de agua y los vientos.

Mucho se habla de que Chile es uno de los países privilegiados para observar y estudiar el cielo, incluso para ser denominado como la “capital mundial de la astronomía”. Por ello, nuestro Perro de Caza, de Watchdog PAUTA, visitó distintos observatorios para conversar con astrónomos y comprobar qué tan cierta es esta afirmación.

¿Chile la capital mundial de la astronomía?

“Hay algunos lugares en el mundo que tienen cielos particularmente privilegiados y el norte de Chile es uno de ellos. No es el único en el planeta, pero sumando y restando posiblemente es el mejor”, indica José Maza, astrónomo y Premio Nacional de Ciencias Exactas 1999.

Según cálculos de la Sociedad Chilena de Astronomía, Chile a 2020 cuenta con un 30,7% de la capacidad astronómica mundial. Esto porque reúne características que facilitan la visualización de las estrellas, “son cielos más transparentes, que tienen una menor columna de vapor de agua, lo que permite a la luz que viene del universo atravesar nuestra atmósfera y ser menos distorsionada y por lo tanto, obtener una visión más nítida del universo”, explica Rodrigo Herrera, astrónomo del Centro de Excelencia en Astrofísica y Tecnologías Afines CATA.

Para Elise Servajean, CEO del Centro de Astrofísica CATA, otros factores importantes en la buena calidad de cielo que tiene el país, son su geografía y baja humedad. “Tenemos grandes alturas geográficas, la cordillera y eso hace que las imágenes sean mucho más nítidas. Por ejemplo, el observatorio Alma está a 5000 m de altura sobre el nivel del mar, en una zona muy seca. Así que son cielos muy prístinos, se ven las estrellas en forma extraordinaria”, señala.

El viento también juega un papel fundamental. Según Maza es importante que este sea “lo más tranquilo, de tal manera que si uno amplifica la imagen, le pone mucho aumento, esta sea lo más estable posible”.

Para José Maza, Chile tiene una ventaja frente a otros países por la cantidad de noches despejadas. Particularmente en el norte, se cuenta en promedio con al menos 290 noches despejadas al año. En Paranal, al sur de Antofagasta, cuenta con 330 noches despejadas al año. Las Campanas, cuenta con a lo menos 200-280. “Esencialmente uno tiene un día nublado por semana. En cambio, en lugares malos, como Valdivia uno tiene 3-4 noches nubladas por semana, la mitad del tiempo no se podría observar”.

Servajean coincide con la importancia de los cielos despejados porque “la probabilidad de poder utilizar el telescopio durante más noches en el año es mayor” señala.

Los lugares que compiten con el desierto de Atacama respecto a la visibilidad de los cielos, según los expertos, son el norte de Hawai e Islas Canarias por ser lugares que reúnen características similares a las del norte de Chile.

En América Latina destaca el sur de Perú, “hay lugares buenos cerca de Arequipa porque toda la parte del desierto llega hasta el extremo de Arica y sube hasta Lima más o menos” indica Maza. Otras zonas que están siendo exploradas son el norte de Argentina y México, con el Large Millimeter Telescope, LMT, ubicado en Puebla.

Pero más allá de las condiciones de los cielos, hay otros factores a considerar, como el equipamiento. Por ejemplo, en el oeste de Sudáfrica, en Namibia, también se reúnen condiciones para una buena visualización del cielo, pero Chile “es un lugar más accesible, donde hay más infraestructura y hay vuelos regulares” indica José Maza.

En esta misma línea, Servajean comenta que “como los grandes consorcios internacionales que tienen telescopios ya trabajan con Chile y ya tienen instalaciones acá, para ellos también es fácil continuar trabajando con un país que los apoya y genera ciertas facilidades”.

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La contaminación lumínica y su impacto en la calidad de los cielos

Expertos coinciden en que una de las cosas que más incide para un buen desarrollo de la astronomía es la contaminación lumínica. Es por eso que los observatorios deben estar alejados de ciudades, pueblos o explotaciones mineras, ya que las luminarias no están alumbrando solo hacía abajo, sino que también están iluminando los cielos.

Maza afirma que “la iluminación del cielo en La Serena y Coquimbo está perjudicando de una manera significativa la operación del Observatorio Interamericano del Cerro Tololo”.  En esa misma línea, Servajean agrega que en Chile hay cielos de muy buena calidad, pero que “lamentablemente en los últimos años perdimos un poco de calidad de cielo por las luminarias”.

Para aminorar este tipo de  contaminación, los astrónomos proponen que las luces instaladas en las zonas cercanas a los observatorios sean más cálidas que frías, debido a que la luz azulada contamina luminicamente más y tiende a desordenarse con mayor facilidad.  Otra medida sería que las luces no esenciales como las de los letreros de publicidad o luminarias que alumbran hacia el mar “a las doce de la noche deberían apagarse o moderarse su consumo eléctrico”, asegura Maza.

La investigación astronómica en Chile

En el país la Sociedad Chilena de Astronomía realiza el censo de astrónomos, el último da cuenta que en Chile son 276 astrónomos y astrónomas profesionales trabajando en instituciones chilenas. A percepción de Servajean este número es bajo en comparación a otros países parecidos a Chile, pero lo positivo es que ha ido aumentando en el tiempo.

Herrera considera que esta cifra es importante, pero es menor al que se puede esperar por número de habitantes. Además agrega que “dadas las capacidades de observación que tiene Chile y el hecho de que el 10% del tiempo de observación de estos telescopios está destinado a astrónomos y astrónomas trabajando en Chile, todavía hay espacio para seguir creciendo”.

Para Maza este 10% del tiempo de uso de telescopios destinado exclusivamente a proyectos chilenos es positivo y quitarlo sería una mala política. Explica que si los astrónomos tuvieran tiempo de sobra cualquier idea, por mala que fuera, la podrían implementar. Lo importante aquí es que “hay un comité que lee todas las propuestas y dice ‘esta propuesta es buena y estas otras no son tan buenas’ y le dan el tiempo a las mejores”.

Este porcentaje ha permitido que se lleven a cabo investigaciones importantes para la astronomía nacional y mundial. Expertos coinciden en que los trabajos más relevantes han sido la primera imagen de un agujero negro supermasivo, la expasión acelerada del universo y el descubrimiento de enanas cafés.

Respecto a los desafíos, los astrónomos mencionan la necesidad de mayor inversión en ciencia y tecnología, pero también en materia de educación. “Por lo menos desde mi punto de vista, difundir la astronomía es motivar a los estudiantes en la ciencia, que se den cuenta que la ciencia tiene una belleza enorme”, señala Maza.

Por otro lado, Servajean enfatiza en la relevancia de la colaboración, debido a que la existencia de grandes telescopios, significa también un desafío para analizar la información cuando se cuenta con grupos reducidos de trabajo. Esto también implica una formación y capacitación constante en tecnología para poder ocupar los sistemas computacionales.

Agrega que es fundamental tanto la difusión como la transferencia tecnológica, es decir, que “haya un traspaso de conocimiento y de tecnología desde la astronomía hacia la industria y otras áreas de investigación. Para que finalmente el beneficio del desarrollo científico no se quede meramente en el ambiente astronómico sino que permee a otras áreas de nuestra sociedad”.

WatchDog PAUTA es un proyecto de fact-checking conjunto entre la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes y PAUTA. Busca tomar temas en la agenda y rastrear su veracidad desde una perspectiva positiva, no inquisitoria.

La sección Perro de Caza aborda mitos generalizados que se comentan de boca en boca.