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¿Es cierto que el cambio de horario ayuda al ahorro energético?

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PAUTA
POR Andres Sepúlveda |

Hay consenso entre los expertos en que el ahorro energético no es significativo, ya que correspondería a menos del 1%.

El pasado 3 de abril los relojes se atrasaron una hora para dar inicio al horario de invierno. Con esto, las mañanas empiezan más temprano y, como contrapartida, también se oscurece antes. Este huso horario regirá hasta el sábado 3 de septiembre: al terminar las 23:59 horas los relojes tendrán que adelantarse una hora, es decir, serán la 01:00 de la madrugada del domingo 4.

La diferenciación horaria se implementó de manera decidida en Chile a partir de 1967, aunque hubo algunos experimentos anteriores, como el de los horarios de invierno y verano de 1946, pero de corta duración.

Uno de los fundamentos centrales de esta modificación horaria según la temporada es el ahorro energético. Por lo mismo, nuestro Perro de Caza, de WatchDog PAUTA, salió a investigar para responder si la iniciativa realmente consigue ahorrar energía o no.  

Actualmente existe el Comité Técnico Interministerial del Horario, integrado por los ministerios de Interior, Educación, Salud, Transportes, Economía, Agricultura, Energía y la Segpres. Esta mesa de trabajo creada en marzo de 2022 se dedica a evaluar el cambio de horario en el país desde una mirada intersectorial. Si bien no se ha comunicado una resolución oficial, sí se dio a conocer que cualquier decisión que tomen se aplicaría recién en abril de 2023 y no en septiembre del presente año.

De acuerdo con el estudio “Cambio de horario y su efecto en el consumo de energía eléctrica” de la Universidad de Santiago, la experiencia internacional demuestra que el resultado de aplicar el cambio de horario tiene efectos prácticamente nulos en el ahorro energético.

“Hay varios estudios que se han hecho, tanto en Chile como afuera, que verifican que el ahorro que se logra por cambio de horario es menos de un 1% en el consumo eléctrico”, confirma el director del Centro de Energía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Enzo Sauma. Agrega que esto es muy relevante, porque se debe considerar que el objetivo inicial por el que se creó el cambio de hora ya no es válido, al no existir un ahorro significativo.

Según el “Informe final de usos de la energía de los hogares de Chile”, el consumo en el país corresponde a 53% de calefacción o climatización, 22% en energía eléctrica, 20% en agua caliente sanitaria y 5% en cocina.

“Actualmente las luces dejaron de ser la mayor carga eléctrica en la casa y el consumo mayoritario se emplea en climatización, con el aire acondicionado en verano o la calefacción en los meses más fríos. Esto es independiente de que haya luz solar o no”, plantea el doctor en Ingeniería Eléctrica y académico de la Universidad de los Andes, Sebastián Rivera. A su juicio, “la idea del cambio de hora está fuera de los tiempos porque hay poca influencia en la reducción efectiva en el consumo de electricidad”.

El director del Centro de Energía de la Universidad de Chile, Rodrigo Palma, cree que dependiendo de las autoridades de turno se van privilegiando distintos criterios para decidir sobre el cambio de horario. “Hoy estamos bajo una lógica que tiende a privilegiar más la luz de la mañana, lo que genera un efecto positivo en el tema de los niños con las idas al colegio y otro menos positivo en el tema de ahorro energético”, dice.

Hay que considerar también que el ahorro que se genera es distinto según las diferentes zonas geográficas del país. Por ejemplo, en Arica, se tuvo un ahorro de tan solo 0,004% y, de hecho, en los momentos en que aumenta la temperatura el consumo se incrementó 1,06%. En Punta Arenas y Concepción, los niveles de ahorro son de 0,7% y 0,78%, respectivamente.

“El horario se debiese adecuar a la posición en el globo de nuestra zona geográfica. Esto funciona mejor en climas templados. Nuestro país tiene un espectro amplio de climas, sobre todo en el extremo sur, donde quedan medios desconectados de los supuestos beneficios del cambio de hora”, comenta Rivera.

Sauma, agrega que el cambio de horario representa muy poco ahorro en las zonas extremas. “En Arica o Magallanes no tiene tanto sentido. Si bien yo recomendaría tener un solo horario, ese horario único no necesariamente tiene que ser el mismo en todo Chile, podría ser distinto en las zonas extremas que en el resto del país”, asevera.

Los cambios de hora se aplican actualmente en 70 países. Sus inicios están a comienzos del siglo XX (en Alemania debutó para la Primera Guerra Mundial para conservar recursos) y, a partir de esa experiencia, la iniciativa se comenzó a aplicar en el resto del mundo.

Rivera cree que es necesario considerar las características que tienen los países que primero implementaron esta experiencia a la hora de tomar decisiones. “Son prácticas traídas del hemisferio norte donde los tipos de construcción son distintos, la cultura es diferente e, incluso allá, ya no se ven beneficios directos”, enfatiza.

Por ejemplo, un estudio publicado en Turquía  mostró que el ahorro energético correspondería tan solo al 0,2%, mientras que en Reino Unido la cifra ascendería a 0,3% y en Escandinavia a apenas el 1%.

De acuerdo con el estudio de la Usach, además del enfoque energético también se deberían considerar las consecuencias sociales, psicológicas, financieras o medioambientales que puede generar la medida.

“El cambio de horario trae una serie de trastornos a los niños desde el punto de vista educacional, trastornos del sueño, problemas logísticos de cambiar la hora en los computadores, así como también está demostrado que cuando hay menos luz ocurren más crímenes”, coincide Sauma.

En cuanto al impacto que tiene biológica y psicológicamente, se cree que se provocan efectos en la cantidad y calidad del sueño de las personas, lo que deriva en dolores de cabeza, pérdida de atención y disminución del estado de alerta. Sumado a esto, se plantea que el ciclo circadiano -que es período natural de cambios del cuerpo humano en 24 horas- de las personas tarda varios días en ajustarse a los cambios producidos por el horario distinto, lo que a su vez genera efectos en la adaptación del organismo a los cambios en las estaciones del año.

WatchDog PAUTA es un proyecto de fact-checking conjunto entre la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes y PAUTA. Busca tomar temas en la agenda y rastrear su veracidad desde una perspectiva positiva, no inquisitoria. 

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