Nueva York no es la única: las otras ciudades del mundo que se están hundiendo
Las 10 urbes más afectadas por este fenómeno están en Asia y Oceanía, con foco en el sudeste asiático, y una de ellas se ubica en América. Según el geógrafo Hermann Manríquez, hay causas que dependen del ser humano, como la extracción de agua y minerales, además de los lugares donde se emplazan las ciudades.
Entre uno y dos milímetros se hunde cada año la ciudad de Nueva York. Así lo demostró un estudio publicado por la revista Earth’s Future, que responsabilizó al peso de los rascacielos, edificios, casas y construcciones del hundimiento de la urbe. Esto, en un fenómeno denominado “subsidencia”.
Según los científicos, los edificios de gran altura, que superan el millón en la gran manzana, suman 1,5 billones de toneladas de concreto, cristal y metal, lo que equivaldría al peso de 4.700 Empire State.
Sin embargo, esta realidad varía según el sector de la ciudad. Sectores de Brooklyn, Queens y el centro de Manhattan, están construidos sobre tierra menos compacta, por lo que tiende a hundirse a una velocidad mayor. En tanto, otros sectores de Manhattan se construyeron sobre piedra, con una menor posibilidad de compresión.
A esto se suma la subida del nivel del océano, que pone en riesgo algunos sectores de la ciudad, que están a sólo uno o dos metros sobre el nivel del mar, lo que se acrecienta debido a la posibilidad de tormentas desde el océano.
Nueva York no es la única: las otras ciudades del mundo que se están hundiendo
Pero el de Nueva York no es el único caso en el mundo, ni tampoco el más grave. En Asia, son cinco las ciudades costeras que se están hundiendo con mayor rapidez, y su subsidencia se mide no en milímetros, como en la Gran Manzana, sino en centímetros.
Encabeza el ránking el puerto de Tianjín, en China, que se hunde 5,22 centímetros por año. La sigue Semarang, la capital de la provincia de Java, en Indonesia, con 3,96 centímetros anuales. En tercer lugar, se ubica la icónica Yakarta, capital y más poblada ciudad indonesa, con 3,44 centímetros.
En el cuarto puesto se ubica Shanghái, la ciudad más poblada de China (24 millones 870 mil habitantes), que se hunde cada año 2,94 centímetros. En tanto, la ciudad de Ho Chi Minh (Saigón), en Vietnam, se instaló en el quinto lugar, con 2,81 centímetros anuales.
De las 10 ciudades más afectadas por este fenómeno, nueve se encuentran entre Asia y Oceanía, y sólo una –Houston, Estados Unidos (3,5 centímetros anuales)- está en América.
¿Qué es la subsidencia, qué la explica y cómo se mide?
En conversación con Radio Pauta, el director del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), Hermann Manríquez, explica que la subsidencia “es un proceso geomorfológico bastante típico, que se conoce hace varias décadas”. Consiste en un “un movimiento vertical negativo, un hundimiento, de pocos milímetros, centímetros, de pocos milímetros, centímetros y distintas velocidades, que puede expresarse y ser permanente en el tiempo durante muchas décadas”.
Según el geógrafo, se trata de un “movimiento en masa, como los deslizamientos, los aluviones, y las caídas de roca”, pero existe una gran diferencia. “Esos tres tipos son movimientos súbitos, rápidos y que causan un impacto importante. La subsidencia, en cambio, es bastante lenta, y a veces puede ser hasta imperceptible”, comenta.
¿Cómo reconocerla? El académico plantea que “se puede reconocer porque ocurren ciertas grietas en los terrenos y los edificios se fracturan porque se están acomodando en un sustrato rocoso. La subsidencia la podremos entender entonces como, como un balance que existe entre varios esfuerzos que sé que se aplican a los materiales y la resistencia que tienen los mismos materiales frente a ese esfuerzo”.
Las causas, dice, “pueden ser muy variadas”, pero “una parte importante está asociada a la naturaleza del sustrato rocoso en el que ellos se encuentran. Hay rocas, como el granito, que son muy resistentes, pero las sedimentarias, como la arcilla, se deforman frente al peso que existe sobre ellas”.
En ese sentido, agrega que “muchas de las ciudades se localizan en terrenos sedimentarios, que tuvieron una evolución geomorfológica importante. Los litorales los conocemos hoy día, y su evolución comienza cuando el nivel actual del mar se alcanzó, y eso tiene mucho que ver con la evolución que ha tenido por muchos años”.
Pero además de los materiales que se compactan con el pasar del tiempo, existen causas que dependen del ser humano, como el “excesivo peso que las ciudades ejercen sobre el sustrato” y la “extracción de recursos subterráneos, como el agua, que genera espacios, que hacen que los terrenos que se encuentran sobre ellas se comiencen a asentar”. A lo anterior se suma la extracción del carbón y el petróleo.
También hay razones naturales, añade, “como el proceso de meteorización. Las rocas se altera y tienen cambios químicos, que hacen que se vayan disolviendo y reduciendo sus minerales, hasta que se compactan”.
Sin embargo, Manríquez recalca que este fenómeno, que se mide a través de GPS e instrumentos satelitales capaces de detectar movimientos verticales milimétricos, tiene “causas propias de cada lugar” y varía de ciudad en ciudad.