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¿Cuáles son los riesgos que tienen los edulcorantes más consumidos por los chilenos?

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POR Andres Sepúlveda |

Los especialistas destacan que su consumo es seguro si se limita su ingesta diaria a los máximos permitidos, y que de cualquier forma son mejores que el azúcar, que aporta una enorme cantidad de calorías.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) no incluyó al aspartamo dentro de los productos que son potencialmente cancerígenos, en un esperado estudio presentado este viernes 14 de julio. Este sustituto del azúcar se encuentra en miles de productos, como bebidas, postres, dulces o chicles, entre otros, ya que es uno de los edulcorantes más populares.

Por esta razón, nuestro Contestadog, de Watchdog Pauta, fue a hablar con especialistas para investigar cuáles son los riesgos que tiene este producto y el resto de los edulcorantes más consumidos por los chilenos.

Un buen punto de partida sobre este tema es explicar que los edulcorantes artificiales son sustancias químicas sintetizadas que se usan en reemplazo del azúcar para endulzar los alimentos y las bebidas. Son mucho más dulces que el azúcar común, por lo que se necesitan cantidades más pequeñas para obtener el mismo nivel de dulzura. El contenido en calorías que tienen en cantidades pequeñas es insignificante, por lo que se les describe como no nutritivos.   

A nivel general, según la nutricionista clínica de la Red de Salud UC Christus, Ximena Martínez, uno de los efectos de los edulcorantes es que estimulan artificialmente los receptores del gusto, lo que puede generar una mayor tolerancia al sabor dulce. “Por lo tanto, modelar las preferencias gustativas que lleven a elegir con mayor frecuencia alimentos que contengan azucares añadidas, sobre todo si estos alimentos se incorporan en la infancia, aumenta el riesgo de padecer sobrepeso y obesidad”, afirma.

Aspartamo

El aspartamo es uno de los edulcorantes más antiguos en la industria alimenticia. Su descubrimiento data de 1965 y tiene un dulzor 200 veces mayor que el azúcar. Su consumo sigue siendo seguro siempre y cuando se respete la ingesta diaria admisible, que es de 40 miligramos por kilo de peso al día, es decir, una persona con 60 kg de peso puede consumir hasta 2.400 mg de aspartamo.

Una tableta de cualquiera de las opciones que hay en el mercado tiene entre 45 y 50 mg. La nueva evidencia que dará a conocer la OMS indica que si es usado en dosis mayores a las indicadas podría generar algún tipo de cáncer.

La nutrióloga y diabetóloga de la Clínica de la Universidad de los Andes, Camila Hernández, comenta que, para superar la cantidad máxima sugerida, habría que tomar más de cuatro litros de bebida diarios y que cada una tenga el máximo de aspartamo permitido, durante todos los días de la vida en una persona que pese alrededor de 60 kilos. “Por lo tanto, cuando uno lo ve en perspectiva, la cantidad de aspartamo que consumimos en la dieta, si es que no estamos constantemente consumiendo alimentos con edulcorantes, es difícil que pase los márgenes de seguridad”, añade.

Sacarina

La sacarina también es uno de los edulcorantes sintéticos más antiguos, ya que su descubrimiento ocurrió en 1879. Tiene un dulzor 300 a 500 veces más alto que el azúcar, y se suele encontrar en la elaboración de bebidas, yogures y en productos para diabéticos. Su ingesta diaria admisible es hasta 5 miligramos por kilo de peso al día, es decir, una persona con 60 kg de peso puede consumir hasta 300 mg de sacarina a diario.

En la década de 1970 se realizaron estudios en ratones, descubriéndose que en dosis altas (5% del total de la dieta) se podía inducir la aparición de cáncer de vejiga. Hernández menciona que las ratas de esos estudios fueron sometidas a dosis muy altas, y que en humanos nunca se pudo replicar ese efecto. “Por lo tanto, la sacarina puede entenderse como segura en su uso dentro de los márgenes contemplados por las recomendaciones de ingesta diaria admisible”, enfatiza.

Por otro lado, otros estudios en animales muestran que el uso crónico puede producir una disminución del efecto termogénico de los alimentos (el calor que el cuerpo genera para digerir los alimentos), pero aún faltan estudios para corroborar esto en humanos.

Sucralosa

La sucralosa, descubierta en 1976, se obtiene de la molécula del azúcar, por lo que tiene un sabor bastante similar. Su dulzor es 600 veces más que el azúcar, y puede encontrarse principalmente en productos envasados como bebidas, chicles, lácteos, conservas, miel, mermeladas y condimentos. Su ingesta diaria admisible es hasta 15 miligramos por kilo de peso al día, es decir, una persona con 60 kg de peso puede consumir hasta 900 mg.

La investigadora del Centro de Investigación en Ambientes Alimentarios y Prevención de Enfermedades Crónicas Asociadas a la Nutrición (Ciapec) del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, Natalia Rebolledo, menciona que se ha visto que el consumo de sucralosa puede estar asociado al desarrollo de resistencia a la insulina. “Lo que podría estar mediado por alteraciones en la microbiota intestinal (flora intestinal)”, agrega.

Entonces, si bien se suele recomendar para pacientes con diabetes, el consumo frecuente en personas sanas puede incrementar los niveles de glucosa e insulina en la sangre. Además, la alteración en la microbiota intestinal se asocia con una tendencia a la inflamación intestinal y mayor recurrencia de trastornos digestivos.

Stevia

La stevia comenzó a utilizarse en la industria de los alimentos en los años 70, y viene de los glucósidos de esteviol que se extraen de las hojas de la planta sudamericana stevia rebaudiana. Su dulzor es de 200 a 300 veces más que el azúcar, y la ingesta diaria admisible es de 4 miligramos por kilo de peso, es decir, una persona con 60 kg puede consumir hasta 240 mg de estevia.

Hernández afirma que es de los edulcorantes que se recomienda consumir en menor proporción al menos cuando se trata de la típica versión industrial encontrada en el comercio. “En general es importante destacar que cuando uno compra stevia está comprando habitualmente estos glucósidos de esteviol, y no la stevia que llamaríamos más natural, que es la derivada como tal directamente de la planta”, enfatiza.

Sin embargo, si se trata de la stevia extraída directamente de la planta, comprada a granel, y no combinada con otros edulcorantes, o en formatos industriales de glucósidos de esteviol, sí puede ser de los edulcorantes menos dañinos para el consumo humano.

Recomendaciones de consumo

A la fecha y con la evidencia existente, los edulcorantes siguen siendo seguros siempre y cuando se haga un uso racional de sus cantidades; esto es, que no se consuma más del máximo permitido por día. Sin embargo, también se debe tener en cuenta que siempre va a ser mejor consumir alimentos naturales y no procesados, que no incluyan azúcar ni edulcorantes añadidos en sus ingredientes.

Hernández dice que la recomendación principal es tratar de eliminar los productos de la industria alimentaria ultra procesados, ya que se sabe que se asocian con más posibilidades de desarrollar cáncer y con efectos dañinos para la salud. “En el fondo la invitación es a incentivar la reducción del consumo de estos edulcorantes y también del azúcar, cosa que podamos ir regulando el umbral del dulzor que cada uno tiene hasta llegar a los dulzores propios de los alimentos en su estado natural”, aclara.

Martínez agrega que es aconsejable disminuir de forma gradual la cantidad de endulzantes y alimentos que contengan edulcorantes para reeducar a nuestros receptores gustativos a un sabor menos dulce. “Y en ningún caso volver a usar el azúcar como fuente de dulzor”, resalta.

Asimismo, también se pueden buscar otras alternativas en edulcorantes más nuevos y naturales. Por ejemplo, una opción es la alulosa, que se deriva de azúcares que están presentes en alimentos vegetales, como higos o pasas; al venir directamente de un vegetal es menos dañino que los edulcorantes más conocidos que tienen un diseño químico industrial. De esta forma, Hernández comenta que es importante revisar el etiquetado de los alimentos, ya que “muchas veces estos endulzantes que son más naturales pueden venir mezclados con edulcorantes más químicos en los formatos en los que los encontramos habitualmente en el comercio”.

Rebolledo agrega que, siguiendo el llamado de la OMS, la idea es disminuir el consumo de estos aditivos, pero sin volver a consumir azúcar. “En el caso de la sucralosa y aspartamo, es recomendable bajar su consumo, ya que son los que se consumen en mayor cantidad en niños y niñas chilenos”, enfatiza.