¿Vacaciones = ansiedad?: Por qué algunas personas “sufren” en sus días libres
En Sintonizados, Gabriel Urzúa, decano de la Facultad de Psicología de UNIACC, reflexionó sobre cómo las vacaciones, en vez de ser un tiempo de descanso, pueden convertirse en un generador de ansiedad. Uno de los principales culpables sería la hiperproductividad que se ha instalado en la sociedad actual.
Las vacaciones, ese anhelado descanso que promete ser un escape del estrés diario, la rutina de trabajo y las obligaciones, suelen ser vistas como un tiempo para desconectar y recargar energías. Sin embargo, para algunas personas, este período puede generar una sensación de ansiedad difícil de comprender. En lugar de relajarse, la pausa estival se convierte en un desafío emocional que puede llevar a sentirse más agobiado o inquieto que en la vida cotidiana.
Para el decano de la Facultad de Psicología de UNIACC, Gabriel Urzúa, la ansiedad vacacional puede estar relacionada con varios factores, entre los que destacan la ruptura de la rutina, el miedo al ocio y la presión por “disfrutar al máximo” el tiempo libre.
“Muchos sentimos que las vacaciones deben ser perfectas: un tiempo de desconexión total y de disfrute absoluto. Sin embargo, esa expectativa puede generar una presión interna, lo que puede desencadenar ansiedad”, señaló Urzúa. Este estrés se agrava si las personas sienten que no tienen control sobre cómo deberían aprovechar sus días libres o si se sienten culpables por no relajarse de la manera que “deberían”.
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Cómo enfrentar la ansiedad en época de vacaciones
Otro aspecto clave que el psicólogo destacó es la dificultad para manejar el tiempo libre. En un mundo en el que el ritmo acelerado y las tareas constantes son la norma, cuando llega el momento de parar, las personas pueden sentirse incómodas al no saber cómo gestionar su tiempo sin compromisos o responsabilidades inmediatas.
El especialista también enfatizó que la clave para afrontar esta ansiedad vacacional radica en el autoconocimiento. Conocer nuestros propios límites y necesidades emocionales, así como aprender a disfrutar de los momentos de pausa, es esencial para vivir unas vacaciones realmente relajantes.
“Es fundamental que cada persona se reconozca en su manera de vivir las vacaciones. No todos tienen que viajar a un destino exótico o llenar cada minuto de su día con actividades. A veces, un descanso genuino puede ser simplemente no hacer nada, o incluso quedarse en casa y aprovechar el tiempo para hacer lo que realmente les hace sentir en paz”, añadió Gabriel.
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El mensaje central de la conversación fue claro: se trata de encontrar un balance. En lugar de caer en las expectativas externas o en la presión por “disfrutar” como los demás, la clave está en escuchar las propias necesidades y adaptarse a lo que mejor funcione para cada uno.
“Lo importante es aceptar que las vacaciones no tienen por qué ser perfectas. A veces, el descanso verdadero se encuentra en aprender a relajarse sin imposiciones, sin seguir un guión preestablecido”, concluyó Urzúa.
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