Miles de especies al borde de la extinción estarían siendo dejadas de lado por ser “feos”

En su columna de Sintonizados, Diego Zárate, coordinador de RRSS de Pauta, conversó con Nacho Lira sobre el impacto que tiene la apariencia de los animales al momento de realizar esfuerzos de su conservación.
A raíz de un estudio reciente publicado en la revista oficial de la Academia Nacional de Ciencias, que reveló cómo el físico de los animales es un determinante a la hora de realizar esfuerzos de conservación, dio cuenta que especies carismáticas como osos, tigres y pandas suelen recibir más atención y recursos para sobrevivir.
Según una publicación de “Proceedings of the National Academy of Science”, el 83% del dinero destinado a proyectos de conservación está enfocado en mamíferos de gran popularidad, pese a que representan solo el 0.2% de las especies vivas.
Mientras que otras, consideradas poco atractivas como los anfibios y reptiles, que constituyen una gran parte de la biodiversidad, apenas reciben apoyo.
Siendo algunos de estos animales la rana morada, un anfibio amenazado por la deforestación, y la tortuga de Kempi, que además de estar en peligro de extinción, forma parte de “las tortugas bobas”. En esa línea, el periodista aseguró que también tiene otros apodos, tales como “tortuga cotorra y tortuga bastarda”.
Según cifras de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), hay más de 46,300 especies en peligro. Sin embargo, solo el 6% ha recibido algún tipo de protección, dejando a cientos de especies al borde de la extinción simplemente por no ser visualmente atractivas.
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